Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1888-1889 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 22 de mayo de 1889
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Cánovas del Castillo y al Sr. Gamazo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 113, 3089
Tema: Estableciendo un recargo a los cereales y sus harinas sobre los derechos de introducción

Siento, Sres. Diputados, que lo avanzado de la hora no me permita contestar al Sr. Cánovas del Castillo; créame S.S. que lo haría con mucho gusto; pero S.S. ha adelantado un debate que no hay para qué traer esta tarde. A pesar de eso, yo siento que el tiempo no me permita discutir con S.S.; perdóneme, pues, que ocasiones han de llegar muy pronto, en que podamos ventilar ciertos puntos entre S.S. y yo.

Y voy a calmar la agitación con que parece ha concluido mi distinguido amigo el Sr. Gamazo, suponiendo que hay interés en que se vaya del partido. No; en lo que hay interés es en que no sobrevengan cuestiones de las cuales pueda deducirse que S.S. quiere marcharse del él. Porque, después de todo, S.S. quiere sostener sus ideas, para afirmarlas, en lo cual no obra a disgusto mío, sino muy a gusto mío, como se lo he dicho siempre, no tenía necesidad de tomar parte, de la manera que lo ha hecho, en un debate provocado por los conservadores, que, dado el desenvolvimiento que ha tenido, dadas las suspicacias que ha despertado, dada su solemnidad, la concurrencia en las tribunas y la expectación que produce, tiene un carácter político, eminentemente político. (Rumores).

Pues qué, ¿cree S.S. que la expectación pública tiene por objeto saber si se van a elevar o no los aranceles? Todo eso es para ver la actitud que toma S.S. respecto de este asunto. Y la evocación que hizo S.S. llamando uno a uno a elementos que no eran del partido, ¿qué significaba, sino dar un carácter político que no tenía S.S. necesidad de darle, a una cuestión meramente económica y arancelaria? (El señor Gamazo: Era para llevar una autoridad de que yo carezco). ¡Ah, Sr. Gamazo! Traer ciertas autoridades al partido cuando no se trata de amigos del partido, es traer la perturbación. (Aprobación). Por lo demás, S.S. ha hablado de sus poderdantes; y poderdantes tengo yo, como los tienen todos los Sres. Diputados, y no ven la cuestión como S.S.; porque mis poderdantes no me han hablado nada de esa cuestión; y si alguno me lo dice, tiene bastante confianza en el Gobierno para creer que es una cuestión que se resolverá oportunamente, y esperan que el Gobierno la resuelva cuando convenga al país, que es lo que creo deben hacer los que son amigos del Gobierno; porque de cualquier modo, Sr. Gamazo, S.S. hace perfectamente al exponer con la elocuencia y fervor con que expone sus ideas, en manifestar su deseo; pero, señor Gamazo, no hay vida ni disciplina posible en los partidos, si cada cual ha de poner sus ideas o sus intereses o sus deseos por encima de su partido y en daño y desprestigio del Gobierno que lo dirige.

Es evidente, y eso es lo que yo quisiera que su señoría comprendiese; que defendiera sus ideas económicas dentro de su partido, sin necesidad de buscar el apoyo en otras partes.

Por lo demás, S.S. no debía estar tan quejoso de mí, que tengo motivos para quejarme mucho más de lo que me he quejado de S.S.

Que S.S. no ha puesto cátedra ni hecho intimaciones. Pues está en un error; porque S.S. dijo terminantemente: yo aplazaré mi voto, porque si esto debilita a mi partido cuando más fuerza necesita tener para sacar adelante el sufragio universal, yo, hombre de partido, aplazaré mi voto, pero sólo hasta que vengan los presupuestos, para darle o para resucitar otra vez la cuestión si no se aceptan mis ideas y mis pensamientos. Y acordaos, Sres. Diputados, de que la intimación era tan fuerte, que hasta se reservó S.S. el papel de hijo dócil en el apólogo del cuchillo de Lincoln. Yo, Sr. Gamazo, y voy a decirlo sin ánimo de ofender a S.S., no puedo comprender que S.S. tomara el papel del hijo dócil de Lincoln y reservara a la mayoría el del hijo díscolo, cuando realmente el dócil era la mayoría y el díscolo era S.S. (El Sr. Gamazo pide la palabra). En vez de reservarse su señoría el cuchillo, quien debiera tenerlo era la mayoría; pero no hay necesidad de que lo tenga ni la mayoría ni S.S., porque basta a S.S. y a la mayoría tener patriotismo y amor al partido, para hacer lo que conviene al partido y al país. (Aprobación). [3089]



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